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Mostrando las entradas con la etiqueta arquitectura

5. Lo Gótico dentro de lo plateresco

Como característica, la más destacada de nuestro plateresco, hay que consignar la permanen­cia de la estructura gótica en la mayor parte de los monumentos, singularmente en los templos. El elemento invariable en nuestros edificios religiosos platerescos es la bóveda gótica de crucería. Es­tas bóvedas adquieren formas muy diversas. Generalmente se continúa en ellas la normal evo­lución de la crucería flamígera hacia dibujos más y más compli­cados. El tema de estrella se pres­ta a tales fantasías en la lineación de las nervaturas, que pocas ve­ces encontramos repetido el mis­mo modelo. Esta riqueza de flexio­nes en los nervios que conforma estas bóvedas estrelladas les obli­ga, como es natural, a perder su carácter estructural y a ser tratados como elementos decorativos. Y así, el costillaje de estos resaltos se organiza en caprichosas curvas y contracurvas, olvidando lo funcional por lo ornamental. (Bóveda del sotocoro de la iglesia de Yecapixtla, con su hermosa nervadura gótica flamí...

15. La autonomía de las fachadas platerescas

Pero lo que da una fisonomía más singular a los monumentos renacientes españoles es la decoración de sus fachadas. Éstas no emergen sustancialmente de la entraña misma del monumento. No se justifican por la tectónica del edificio como en Italia. En el renacimiento italiano la decoración sirve para acentuar los elementos estructurales, precisando el vigor y lógica de su función y discriminando con nitidez los distintos elementos de estructura. En España, por el con­trario, la fachada se concibe como una entidad, dispuesta en muchos casos con independencia del elemento que decora. Algunas veces, como en la Universidad de Salamanca, se la con­cibe seccionada, aislada del monumento al que se adelanta, enfática, independizándose de su estructura. Heredando en esto la profusión ornamental del gótico de los Reyes Católicos, nuestro plateresco concibe las fachadas como una totalidad decorativa que cubre el paramento frontal del edificio. Sus temas decorativos se despliegan y repiten como un ...

17. Balaustres, columnas y capiteles

Así, la columna en todas sus aplicaciones decorativas se la deforma al convertirla en ba laustre, con un complicado perfil de candelero. Y en las constructivas –es decir, cuando la columna sirve para sostener la edificación y no para decorar la fachada-- se las dota de un nudo central ornamentado. El pilar también pierde su severidad antigua al llenarse de grutescos y concebirse como un elemento decorativo. Los capiteles (parte superior de las columnas) se complican y enmara­ñan. Pocas veces se emplean en su pureza los órdenes clásicos (dórico, jónico o corintio). Generalmente se introducen en ellos máscaras, carátulas de niños, tritones, cuerpos humanos desnudos, formándose fragantes y caprichosas composiciones. La escuela de Gil de Hontañón encuentra en la decoración de las cestas de los capiteles el principal campo para sus desmesuradas fantasías. Las capiteles de las columnas del claustro de Epazoyucan tienen claramente este tipo de remates platerescos. (Detalle de la arquería d...

19. La sobriedad, etapa final del plateresco

El garbo nacional de nuestro plateresco, sus inauditas originalidades, provienen de la ra­pidez en la adopción del temario renacentista, sin tiempo para su normal asimilación. Ape­nas si en la última década del siglo xv se encuentra alguna aparición renaciente. Pues bien, desde 1520 todas las construcciones —con excepción de las catedrales e iglesias de recuerdo gótico-- se conciben con supuestos renacentistas. Esta celeridad en la apasionada acepta­ción de los temas itálicos motivó su personal interpretación por cada uno de los arquitectos y la increíble variedad y fantasía en la elaboración de las arquitecturas renacientes. La decoración renaciente varía en España no sólo en sus formas, sino en sus ritmos y composición. Hasta 1540, y muy singularmente en las fachadas de la Universidad de Sala­manca y del Ayuntamiento de Sevilla, la ornamentación plateresca se desenvuelve con la tendencia a la cubrición total de los paramentos en un relieve no muy acusado, envolviendo pilastras, m...

20. Los espacios que componían un conjunto conventual

Una edificación conventual del siglo xvi poseía varias dependencias. Las principales eran: la iglesia, generalmente de una nave y orientada de este a oeste, tenía un coro alto para los religiosos, baptisterio, confesiona­rios y presbiterio; el convento, adosado a la parte norte o sur de la iglesia (la inmensa mayoría al sur; uno de los pocos conventos situados al norte de la iglesia es el de Tlayacapan), tenía un portal, cubierto, a la entrada y un claustro central, en torno al cual, se distribuían las habitaciones destinadas a refectorio, cocina, sala capitular, biblioteca, celdas, etcétera, situadas en uno o dos pisos. Otras dependencias acce­sorias eran las caballerizas, el pajar y la huerta. Algunas veces también se encontraban adosados a la iglesia las construcciones del hospital y la es­cuela. El atrio, que se extendía frente a la puerta del templo, y que estaba rodeado generalmente de una muralla, tenía una infinidad de funciones: era cementerio, lugar de reunión para la doct...

21. Bibliografía

La bibliografía consultada es muy amplia, sólo daré algunas referencias, las más importantes. a)José Camón Aznar, Summa artis , 5ª ed., Madrid, Espasa, 567 p. tomo VII b) Antonio Rubial García, El convento agustino y la sociedad novohispana (1533-1630), México, Unam, 1988, 343 pp Diego de Basalenque “Los agustinos, aquellos misioneros hacendados” [fragmento de la obra titulada Historia de la provincia de San Nicolás Tolentino de Michoacán del orden de NPS Agustín ], México, Conaculta, 1998, 277 p. Joaquín García Icazbalceta, “Los agustinos en México” en Obras , México, Salvador Chávez, s/f, tomo V Ricard Robert, La conquista espiritual de México. Ensayo sobre el apostolado y los métodos... México, Jus, 1947, 327 pp. Manuel Toussaint, Arte colonial en México , México, Unam, 1964, 346 pp. Elisa Vargas Lugo, Las portadas religiosas de México , Unam, 1969, 286 pp. (Pintura mural coloreada en una pilastra del claustro de Yecapixtla. En la mano, San Gregorio Magno (540-604) po...