El garbo nacional de nuestro plateresco, sus inauditas originalidades, provienen de la rapidez en la adopción del temario renacentista, sin tiempo para su normal asimilación. Apenas si en la última década del siglo xv se encuentra alguna aparición renaciente. Pues bien, desde 1520 todas las construcciones —con excepción de las catedrales e iglesias de recuerdo gótico-- se conciben con supuestos renacentistas. Esta celeridad en la apasionada aceptación de los temas itálicos motivó su personal interpretación por cada uno de los arquitectos y la increíble variedad y fantasía en la elaboración de las arquitecturas renacientes.
La decoración renaciente varía en España no sólo en sus formas, sino en sus ritmos y composición. Hasta 1540, y muy singularmente en las fachadas de la Universidad de Salamanca y del Ayuntamiento de Sevilla, la ornamentación plateresca se desenvuelve con la tendencia a la cubrición total de los paramentos en un relieve no muy acusado, envolviendo pilastras, muros y columnas, con un sentido fluyente y dinámico. En la segunda etapa, que puede abarcar las dos décadas siguientes, esta decoración se concentra en los puntos nucleares de la construcción, pero manteniendo como en las obras de Rodrigo Gil el mismo tipo de grutescos y la misma fragorosa tensión ornamental allí donde se anda la decoración. Finalmente, la arquitectura plateresca, que pudo alcanzar el purismo y severidad vignolescos sin la violencia de El Escorial, termina en una etapa en la cual se conservan algunas gracias ornamentales renacentistas, pero el tono es de una mayor severidad, buscando la imponencia arquitectónica.
El plateresco mexicano se parece mucho más a este plateresco final, de mediados del siglo XVI, que al plateresco inicial de los Reyes Católicos, aunque la causa de la sobriedad de nuestro plateresco habría que buscarla menos en la influencia italiana y más en las condiciones históricas en las que surge: la conquista, la aculturación y la esclavización y la pobreza material de los indios, que fueron quienes finalmente construyeron estos edificios.
(Perfectamente renacentista y sobria fachada del conjunto conventual de Zempoala, Hidalgo.)
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